lunes, 14 de enero de 2013

Isabel de York (madre de Enrique VIII)


Isabel de York, esposa del rey Enrique VII de 1486 hasta 1503, y la madre del rey Enrique VIII de Inglaterra, es la única reina inglesa en haber sido hija, hermana, sobrina, esposa y madre de reyes ingleses durante su vida.
Nació en el palacio de Westminster el 11 de febrero de 1466. Fue la primogénita de Eduardo IV e Isabel Woodville.
Tuvo una infancia muy tranquila pese haber nacido en medio de la Guerra de las dos Rosas.
A la edad de 5 años, fue prometida brevemente a George Neville , hijo de John Neville, conde de Northumberland ,un partidario de Eduardo IV, quien más tarde se cambio de bando por lo cual se canceló el compromiso. En 1475, fue ofrecida como esposa de Carlos, el Delfín de Francia. Compromiso el cual también fue deshecho después que el padre de Carlos, Luis XI , decidió en su contra.
Aparte de muchas asignaturas diferentes que ella tuvo que estudiar, aprendió a leer y escribir francés como también la caligrafía medieval.
Fue nombrada Dama de la liga en 1477, junto con su madre y su tía paterna Isabel de York, duquesa de Suffolk .
Cuando ella contaba con 17 años de edad, murió su padre el rey Eduardo IV.
Surgieron los rumores de que su tío, el futuro rey Ricardo III, planeaba casarse con ella en cuanto muriera su enfermiza esposa Ana Neville. No hay pruebas fehacientes de ello, aunque Sir Jorge Buck aseguró más tarde que tenía en su poder una carta de Isabel -hoy perdida- en la que se descubría que ella estuvo de acuerdo en un eventual matrimonio con su tío. Si hubiera sido así, se habría casado además de con su propio tío, con el presunto asesino de sus dos hermanos pequeños, ya que los encerró en la Torre de Londres para asegurarse el trono, y jamás aparecieron. (Ver Los príncipes de la Torre) Por esto, ella junto a sus hermanas y su madre, se refugiaron en la Abadía de Westminster.
El rey Ricardo III, al haber invalidado el matrimonio de sus padres, la declaró bastarda. A la muerte de su padre y tras la desaparición de sus hermanos Isabel pasó a ser "razón de estado".
En 1484, Isabel y su familia salen de la Abadía de Westminster, y regresan a la corte de su tío.
Mientras Ricardo III hacía planes para casar con ella a un oficial naval sin importancia, un hijo de Robert Stillington, Isabel Woodville arregló con Margarita Beaufort el matrimonio de su hija con el hijo de ésta, Enrique Tudor, si lograba derrotar a Ricardo, cosa que el prometido consiguió en la batalla de Bosworth el 22 de agosto de 1485, convirtiéndose en el rey Enrique VII. Sin embargo, el nuevo monarca no se mostró muy apurado en casarse con Isabel. Dos meses más tarde, el 30 de octubre, Enrique fue coronado, y continuó posponiendo la boda. Finalmente el Parlamento, bajo la presión popular, exhortó al soberano a cumplir su promesa.
Se casó con el rey Enrique VII, en la abadía de Westminster, el 18 de enero de 1486. Isabel entonces tenía 19 años y fue una de las mujeres más bellas de su época. Tenía la belleza clásica de una mujer inglesa. El pelo largo y rubio con ojos azules y una piel de porcelana. Su esposo entonces tenia 29 años y era alto, esbelto con el cabello moreno, apuesto y estaba en el mejor momento de su vida. Eran la pareja perfecta.
Su unión trajo el fin de la Guerras de las Rosas y el nacimiento de un único emblema, el de la Dinastía Tudor, uniéndose la rosa blanca de York y la rosa roja de Lancaster.
El hogar de la reina Isabel fue dirigida por Margaret Beaufort, la madre de Enrique VII, ya que su madre Isabel Woodville fue mandada a un convento. El matrimonio tuvo éxito y ambos parecen haberse atendido entre sí. Como reina, Elizabeth no ejerció mucha influencia política, debido a su decidida suegra Lady Margaret Beaufort , pero era gentil, amable, y generosa con sus parientes, sirvientes y benefactores. Elizabeth disfrutaba de la música y el baile.  Le gustaban mucho los galgos.




Su coronación formal como reina de Inglaterra se llevó a cabo 11 meses más tarde después de su boda, el 25 de noviembre de ese mismo año, dos meses después de dar a luz a Arturo, el primero de sus siete hijos. Pues de esta unión nacieron siete vástagos, aunque sólo cuatro sobrevivieron a la infancia, Arturo, Margarita Tudor, el futuro rey Enrique VIII y María Tudor.
Su hijo mayor y heredero de la corona, Arturo, murió el 2 de abril de 1502, cinco meses después de haberse casado con la princesa Catalina de Aragón. Este suceso motivó a Isabel a embarazarse por séptima vez, con el propósito de asegurar la continuidad dinástica de los Tudor. El 2 de febrero de 1503, en la Torre de Londres, Isabel dio a luz una niña, que recibió el nombre de Catalina, nombre que le dio en honor a su nuera Catalina de Aragón, que era como una hija para Isabel. La criatura apenas vivió unas horas.
Terriblemente entristecida por la muerte de su hijo mayor y con el golpe de perder a su hijita recién nacida, su salud sufrió un declive fatal. La reina sufrió una fuerte fiebre puerperal y murió después de nueve días de agonía, el 11 de febrero de 1503, en su cumpleaños número 37.
El rey Enrique, conocido por ser un hombre avaro, decidió, increíblemente, darle a su mujer unos funerales espléndidos. Se dice que se trataban de una manera tierna y cariñosa y su matrimonio aparentaba haber sido feliz, por lo que después de la muerte de su esposa, el monarca prometió que jamás volvería a casarse, aunque estuvo entretenido en pensamientos de volver a casarse para renovar la alianza con España, con Joan, una sobrina de Fernando II de Aragón; Juana reina de Castilla; y Margarita, cuñada de Juana de Castilla; pero Enrique murió viudo en 1509.
Isabel fue sepultada en la abadía de Westminster, en la Capilla de la Reina. Al morir, su esposo fue sepultado a su lado.
Como dato interesante de esta mujer, se tomó su retrato como base para dibujar a la reina en las barajas de naipes.
Además, gracias a ella, Inglaterra puso fin a la Guerra de las dos Rosas.(Ver La guerra de las dos Rosas)

2 comentarios: