Hoy vamos a conocer mejor a una mujer española que cambió la historia de Inglaterra, por su valor, por su orgullo y por su persistencia. A la gran Catalina de Aragón. Infanta de Aragón y Castilla e hija de los Reyes Católicos, fue reina consorte de Inglaterra al ser la primera esposa de Enrique VIII. Enrique anuló el matrimonio, de 24 años de duración, para casarse con una de las damas de compañía de Catalina, Ana Bolena, y por no haber podido darle el hijo varón que tanto ansiaba. Fue la madre de la Reina María I de Inglaterra.
Catalina nació en el Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares el 16 de Diciembre de 1485. Fue la menor de las hijas del rey Fernando II el Católico y de la reina Isabel I la Católica. Era tataranieta del rey Eduardo III de Inglaterra y prima en cuarto grado del rey Enrique VIII y de la reina Isabel de York.
Físicamente, era rubia, de ojos azules claros. Era una persona decidida e inteligente con grandes capacidades intelectuales y morales. Recibió una educación apegada al catolicismo digna de una futura reina, aprendiendo lenguas romances de la península ibérica, francés, flamenco, inglés y latín, además de su español nativo. También se la instruía en las artes, como la danza y la música. A los seis años contempló la emocionante y vistosa toma de Granada.
Catalina fue prometida en matrimonio el 26 de marzo de 1489 con el príncipe Arturo de Gales, primogénito de Enrique VII de Inglaterra, en el tratado de Medina del Campo.
Catalina sufrió mucho al abandonar la Alhambra, ya que había pasado allí su niñez y adolescencia.
A los 15 años, el 17 de agosto de 1501, el barco de la infanta partió desde La Coruña hacia Inglaterra, pero en el golfo de Vizcaya se desarboló, por lo que debió fondear en el puerto de Laredo para iniciar nuevamente el viaje el 27 de septiembre del mismo año. Tras un mes de navegación Catalina llegó al puerto de Plymouth.
El 14 de noviembre se casó con el joven príncipe de Gales en la catedral de San Pablo de Londres. Causó una gran impresión a su futuro suegro.
Arturo era más bajito que ella y un año menor pero se dice que según se conocieron, se gustaron.
Como príncipe de Gales, fue enviado al castillo de Ludlow para presidir el consejo de Gales y fue acompañado por la ahora princesa de Gales.
Unos pocos meses después, el 2 de abril de 1502, el joven príncipe murió por una epidemia conocida como el sudor inglés, dejando a viuda a la joven Catalina. (Ver Arturo Tudor)
Los intereses de ambas coronas, llevaron a negociar el matrimonio de la viuda con el siguiente en la línea de sucesión, el príncipe Enrique, hermano del difunto, que tan solo tenía 11 años. Incluso se llegó a barajar la posibilidad de casarla con el propio Enrique VII, que había quedado viudo años antes.
Catalina afirmó que había quedado virgen ya que debido a la juventud y carácter enfermizo del príncipe el matrimonio no había sido consumado, hecho que fue certificado con una dispensa del Papa Julio II para que el matrimonio con Enrique fuera posible.
Pero el matrimonio entre la princesa viuda y su cuñado fue inicialmente aplazado, ya que Enrique aún era demasiado joven, pues sólo contaba con once años.
Enrique VII aún no le había devuelto la dote a la joven viuda y como el matrimonio entre Enrique y Catalina cada vez era más dudoso, el rey la retuvo casi como rehén en Durham House en Londres. Quedó en triste soledad, dolorida ante la pérdida repentina de Arturo y sin la fortuna prometida ni la devolución de su dote. Prácticamente vivía como prisionera, sin apenas dinero, vendiendo parte de su vajilla para poder comer. Así, durante siete años esperando a que llegara un nuevo matrimonio o se arreglara su situación.
Con la muerte del Rey Enrique VII, su hijo tomo posesión del trono en 1509, con el
nombre de Enrique VIII. (Ver Enrique VIII)
Con la dispensa papal, y su deseo de casarse con la princesa cuanto antes, Enrique,
de 18 años y Catalina de 23, se unieron en matrimonio el 11 de junio de 1509. La unión parecía ser un
éxito: Enrique era un rubio y esbelto mozo del que Catalina poco tardó en
enamorarse, y ella era una hermosa, culta y excelente esposa, que podría colmar
todas las aspiraciones del joven soberano y que, para más, lo amaba aunque no
era plenamente correspondida debido a las infidelidades del monarca. Catalina, era una reina querida por el pueblo y
respetada por la corte dadas sus excelentes cualidades.
Tanto como princesa de Gales como siendo reina, Catalina fue extremadamente popular entre sus súbditos. Llegó a gobernar la nación como regente, mientras Enrique invadía Francia en 1513. También ella en persona cabalgó al frente de las tropas de reserva que derrotaron y dieron muerte al rey de Escocia en 1513.
Fue un matrimonio feliz para ambos, hasta que Enrique VIII comenzó a preocuparse seriamente ante la necesidad de un heredero varón y el fin de la fertilidad de la reina. Pues la reina se quedó embarazada en seis ocasiones durante los 24 años que duró el matrimonio, solo sobrevivió
una niña, a la que llamaron María, pero el nacimiento de un varón se hacía indispensable para el soberano.
El rey
llegó a considerar esta falta de descendencia masculina como un castigo divino,
pensando en un posible divorcio. Los deseos de separarse de Catalina, eran
motivados por la presencia de una bella joven, Ana Bolena, hermana menor de una
de sus amantes, que había cautivado a Enrique.
Entonces reclamó ante las autoridades eclesiásticas, alegando que la dispensa obtenida para su unión con Catalina era inválida. Aduciendo que “ni un Papa puede conceder dispensas contrarias a las disposiciones expresas de las Sagradas Escrituras” basándose en el principio religioso que establecía: "No debes descubrir la desnudez de la mujer de tu hermano”. A tal efecto pidió al Papa Clemente VIl la anulación de su matrimonio. Pero el Papa, que no quería ofender a los Reyes Católicos, negó conceder esa anulación mientras Catalina no accediera a ella.
Con el devenir de los acontecimientos, la reina repudiada se erigió en toda su dignidad de soberana para hacer respetar sus derechos y los de su hija. Con su resistencia demostró la fortaleza de su carácter. En este sentido, Catalina no cedió a ninguno de los medios a los que se recurrió para hacerla ceder: se la alejó del palacio real, haciéndola aposentarse en lóbregas residencias; se la amenazó con un juicio y con una sentencia por traición. A todo opuso su firme convicción de que prefería la muerte a la deshonra, y de que su destino y el de su hija estaban en manos de Dios. Dejando constancia, hasta el momento final, de que ella era la única y verdadera
reina de ese país, y su hija, por tanto, la real heredera. Su intransigente actitud provocaría la ruptura de Inglaterra con el Papado y la creación de la iglesia Anglicana.
Enrique se casó con Ana Bolena, ya embarazada de la futura reina Isabel I. El arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer, anuló el matrimonio del rey con Catalina el 23 de mayo de 1533.
Fue confinada sucesivamente en Ampthill, en Buckden y en el castillo de Kimbolton, donde murió el 7 de enero de 1536, a la edad de 50 años. Se dice que en las oraciones que musitaba en su lecho de muerte expresaba; “Dios mío, perdónalo tú a Enrique, porque yo no puedo”. Se comprobó que su corazón presentaba un aspecto extraño, oscurecido, lo que suscitó rumores de envenenamiento, pero hoy se cree que padeció cáncer de corazón, enfermedad entonces mal conocida.
Aunque nunca renunció al título real, fue enterrada en la Catedral de Peterborough con un funeral propio de Princesa viuda en lugar del de una reina. Los ciudadanos de Peterborough costearon una placa, para situarla junto a la tumba. En la placa dice: "Una reina amada por el pueblo inglés por su lealtad, piedad, coraje y compasión".
Las ciudades de Peterborough y Alcalá de Henares (su lugar de nacimiento) son hoy ciudades hermanas. Todos los 29 de enero, aniversario de su entierro, tienen lugar unos actos conmemorativos en la hoy catedral de Peterborough.
*En honor a Catalina vamos a ver cómo la han descrito algunos de los que la conocieron en persona y de los que la han conocido mediante la historia:
-Tomás Moro: "Ah, pero qué dama! Creed en mi palabra, encantó el corazón de todos...posee todas las cualidades que constituyen la belleza de una jovencita encantadora. En todas partes recibe las mayores alabanzas..."
-Arturo Tudor: ''Ninguna mujer en el mundo podría resultarme más agradable"
-Thomas Cromwell : "Si no fuera por su sexo, pudiera desafiar a todos los héroes de la historia"
-Shakespeare: “Reina
de todas las reinas y modelo de majestad femenina!"
-Erasmus: "Desde su infancia estudió con gran logro buena y maravillosa literatura"
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