jueves, 31 de enero de 2013

Jane Seymour (3ª esposa)

Jane Seymour nació en el año 1509, desconociéndose el mes y el día, el lugar se cree que fue Wolfhall. Fue la quinta de los 10 hijos de John Seymour de Wiltshire, y de Margery Wentworth, siendo los cuatro primeros varones. Hay evidencias de que sabía leer y escribir, y que poseía alguna noción de francés, y tal vez un poco de latín. Su madre le habría enseñado música, una importante destreza que cualquier mujer joven debía saber para poder encontrar marido. Asimismo, Jane era una experta en la aguja y alrededor de 100 años después de su muerte, sus bordados todavía se conservan en la colección real. También le gustaban la caza y la pesca e iba de cacería siempre que podía. 
Jane llegó a la corte inglesa como dama de compañía de la reina Catalina de Aragón, pero con ella estuvo poco tiempo ya que poco después Ana Bolena fue coronada reina.
En septiembre de 1535, Enrique VIII se alojó en la residencia de la familia Seymour en Wiltshire, Inglaterra. Es posible que haya sido allí que el rey por primera vez se fijara en ella. Pero no fue hasta febrero de 1536 que su interés por Jane se volvió más evidente. Para entonces el monarca no ocultaba su desinterés por Ana, y Jane acaparaba ya toda la atención del rey.
Jane por aquel entonces tenía unos 25 años, era de mediana estatura y una tez muy pálida. Era conocida por su reputación impecable, lo que hizo que atrajera más al rey, ya que ésta denegaba sus regalos debido a que si los aceptaba o se convertía en su amante no podría encontrar un buen esposo, y rechazaba el dinero pidiéndole que se lo daría cuando contrajera matrimonio, lo que despertaba todavía más el interés de Enrique.

 
Su hermanos iban aumentando puestos en la corte. En abril de 1536, Edward Seymour, hermano de Jane y su esposa cambiaron sus habitaciones por unas que tenía paso directo a unos aposentos del rey, así Enrique podía visitar a Jane de una forma más discreta y privada.
Dicen que Ana Bolena sufrió su último aborto debido a que vio a Jane sobre las piernas de su esposo, y hubo golpes y arañazos entre ellas.
El deseo del rey de casarse con Jane aceleró las acusaciones que había contra Ana Bolena.
Durante el arresto de Ana, Jane fue enviada a Beddington, la casa de Carew, y fue también Carew quien la trajo de vuelta a la capital el 14 de Mayo, a la casa de Thomas Moro, que estaba junto al río.
Jane era reina en todo salvo en nombre. Servida por los mejores sirvientes de Enrique. Mientras Ana Bolena era decapitada, ella elegía su vestido de novia y nada más recibir la noticia de la muerte de Ana, Enrique fue a visitar a Jane.
Jane y Enrique se casaron en el palacio de York, el 30 de mayo de 1536, sólo 11 días después de la ejecución de Ana, aunque es muy probable que se casaran secretamente el 20 de mayo de 1536 en Hampton Court, veinticuatro horas después de la ejecución de la anterior reina, pero para no causar una mala imagen, Jane continuó 10 días más en Chelsea y salió el día 30 para dirigirse a York Place y casarse ya oficialmente en el Queen Closet.
Su lema era ''Obligada a obedecer y a servir''.
Una de sus primeras medidas como reina, fue lograr la reconciliación entre Enrique VIII y su hija María. Consiguió que Enrique permitiera que Lady María regresara a la corte, donde le dio procedencia como "la primera después de la reina". Jane tomaba a María de la mano y caminaba con ella como su igual, y se negaba a ser la primera en cruzar las puertas. Apenas les separaban siete años de diferencia y se hicieron muy buenas amigas, además de compartir el fervor religioso por la vieja fe. Con Elizabeth se sabe que, las pocas veces que se encontraban, el trato entre ambas era cordial y adecuado, aunque se veía el contraste que había entre la hija menor de Enrique y su hermana mayor.
Como reina, Jane Seymour fue estricta y formal e hizo todo lo que estuvo a su alcance para diferenciarse de su predecesora. Sus amistades eran sólo femeninas. La vibrante vida social de la casa de la reina que tan bien había controlado Ana Bolena, fue sustituida por una atmósfera estricta, casi opresiva. Desesperada por parecer una reina, se obsesionaba por los mínimos detalles, como cuántas perlas debían coserse a las faldas. Prohibió la moda francesa, introducida en la corte por Ana: suprimió las mangas exageradamente largas y la cofia francesa entre sus damas; ella prefería el tocado Gable. Políticamente conservadora, su única intervención en el reino finalizó cuando el rey le recordó que la última reina había perdido la cabeza por entrometerse en los asuntos políticos.
La nueva reina quedó embarazada en 1537. El embarazo despertó en Jane el pecado de la gula con los huevos de perdiz. El rey ordenaba traerlos desde Calais y Flandes. Engordó terriblemente y se tuvieron que arreglar todos sus vestidos.
A comienzos de septiembre de 1537, la reina se retiró al Palacio de Hampton Court para reposar antes del futuro nacimiento. El parto fue largo y difícil, pero al final, a las dos de la madrugada del 12 de octubre de 1537, la soberana dio a luz el esperado príncipe. A la edad de 46 años, el monarca había logrado su sueño. El niño fue bautizado con el nombre de Eduardo, por su bisabuelo, Eduardo IV, pero más en particular porque era la víspera de San Eduardo. Jane acudió al gran evento, pero aún se encontraba débil y sin fuerzas. María actuó como madrina, a Elizabeth la llevaba en brazos el tío del niño, Thomas Seymour.


A los pocos días de nacer su hijo, Jane contrajo fiebre puerperal, probablemente a causa de los métodos obstréticos poco higiénicos que se emplearon en el parto. Al día siguiente después del bautizo, su salud fue empeorando cada vez más. La fiebre y la infección dominaban de su cuerpo.  Desgraciadamente, Jane murió a medianoche el 24 de octubre de 1537, sólo doce días después del nacimiento de su hijo. Tenía veintiocho años y había sido reina de Inglaterra menos de dieciocho meses.
El rey la consideró siempre su "verdadera" esposa, la única que fue capaz de darle el heredero varón que tanto deseaba. Tanto es así que la enterró en la Capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor, lugar que él había destinado para su propia tumba. Ella fue la única de las seis consortes que descansó eternamente junto a Enrique VIII, y según cuentan, la que sinceramente le amó. El monarca vistió negro hasta 1538 y tardó más de dos años en volver a casarse. Años después de su muerte, incluso mientras estaba casado con otra de sus esposas, Jane seguía apareciendo en los retratos reales como reina. Enrique mostraría un incondicional aprecio por ella, fue la única capaz de darle lo que él más ansiaba: un heredero varón.
Los dos ambiciosos hermanos de Jane, Thomas y Edward, abusaron de su memoria para aumentar sus propias fortunas. Tras la muerte de Enrique, Thomas contrajo matrimonio con su viuda, Catalina Parr. Durante el periodo de regencia de Eduardo VI, Edward Seymour fue su protector y el gobernante real de Inglaterra. Ambos hermanos fueron ejecutados.

lunes, 28 de enero de 2013

María Bolena (hermana de Ana Bolena y amante de Enrique VIII)

María Bolena nació probablemente en Blickling Hall (Rochford) aunque también puede que naciera en el Castillo de Hever (Kent). No hay pruebas que permitan concretar con seguridad la fecha de su nacimiento, pero se sabe con seguridad que fue entre 1499 y 1508. La mayoría de los historiadores se inclinan más por la posibilidad de 1499. Hay pruebas documentales que sugieren que era además la mayor de los tres hermanos de esta familia. La prueba sugiere que los miembros de la familia Bolena que sobrevivieron creían que María había sido la mayor. En 1597, su nieto, Lord Hunsdon, reclamó el título de conde de Ormonde, por ser el legítimo heredero de la familia Bolena. De acuerdo con las estrictas reglas de la herencia aristocrática, si Ana hubiese sido la hermana mayor, el título habría sido transferido a su hija, la reina Isabel. Los testimonios de la descendencia tanto de María como de Ana hacen suponer más fiable la tesis de que María era la mayor de las hermanas aunque algunos estudiosos creen lo contrario.
María era hermana de Ana Bolena, (ver Ana Bolena) por lo tanto hija de sir Thomas Boleyn y de su mujer, lady Elizabeth Howard.
María fue una de las amantes de Enrique VIII de Inglaterra y también, según se dice, de su rival, el rey Francisco I de Francia. Contrajo matrimonio en dos ocasiones.Hubo un momento en que se creyó que fue María la que comenzó su educación en el extranjero y estuvo un tiempo en compañía de la archiduquesa Margarita de Austria, pero ahora está claro que fue su hermana pequeña, Ana. María permaneció en Inglaterra la mayor parte de su infancia. No fue hasta 1514, cuando tenía aproximadamente 15 años, que fue enviada al extranjero. Su padre le aseguró una plaza como dama de honor de la hermana del rey, la princesa María Tudor, quien se trasladó a París para casarse con el rey Luis XII de Francia. Después de unas pocas semanas, a muchas de las damas de honor se les ordenó marcharse pero a María Bolena se le permitió quedarse, probablemente por los contactos de su padre como embajador inglés..
María fue visitada en París por su padre, Sir Thomas y su hermana, Ana, que había estado el último año estudiando en Holanda. Mientras servía en Francia, María supuestamente se convirtió en amante del rey Francisco I, quien años después la describió como "una gran puta, la más infame de todas". Cuando su relación con Francisco terminó, María se embarcó, supuestamente, en muchas relaciones amorosas, que tarde o temprano condujeron a su despido de la corte francesa y a su regreso a Inglaterra. Algunos historiadores se preguntan si estas historias sobre la promiscuidad de María se hubieran exagerado demasiado en la época, pero hay un acuerdo general en que fueron al menos en parte ciertas.
Se dijo que los padres de María y su hermana habían sido mortificados por sus actos y que se llevaron un gran alivio cuando pudieron llevarla de vuelta a Inglaterra en 1519. Se le dio el trabajo de dama de honor de la reina de Inglaterra, Catalina de Aragón, durante los últimos diez años de su matrimonio con Enrique VIII.
Un año después de su regreso a Inglaterra, María se casó con sir William Carey, el 4 de febrero de 1520, un cortesano adinerado y con buenos contactos, que había conseguido los favores del rey. Enrique VIII fue invitado a la ceremonia y probablemente poco después comenzó un romance con María, a quien su padre y su tío materno (Thomas Howard, el duque de Norfolk) utilizaron como un peón para obtener diversos honores. Esta confusión sobre cuándo comenzó su relación se debe a muchos factores. Primero, no se sabe cuanto duró el romance exactamente. Segundo, nunca fue hecho público y María no disfrutó del tipo de fama, riqueza y poder que tenían las amantes de reyes en países extranjeros (como Francia). Mientras estuvieron casados, María tuvo dos hijos, en 1524 nació Catalina, (que fue dama de honor de Ana de Cleves y Catalina Howard) y en 1526 Henry, Barón de Hunsdon. Durante su relación o poco después de haber finalizado, la leyenda establece que uno o los dos de los hijos de María habían sido engendrados por el rey. Sin embargo, hay pocas pruebas.
Un testigo notó semejanza entre un hijo de María y Enrique VIII, pero el testigo en cuestión era John Hales, vicario de Isleworth, quien diez años después del nacimiento del muchacho dijo que había conocido a un joven Señor Carey, de quien decían algunos monjes que era bastardo del rey. No hay ninguna otra prueba de que Henry Carey fuera hijo biológico del rey y una lectura de cerca a Letters and Papers (una colección de documentos de ese periodo) apuntan claramente que Henry nació en marzo de 1526, año en el que se cree que el romance ya había terminado.
Aunque se decía que María era más atractiva que su hermana, era Ana quien parecía ser más ambiciosa, más astuta y más culta. La Las dos hermanas no estaban particularmente unidas y Ana se movía en círculos sociales diferentes.


Un año después, cuando el marido de María falleció durante un "brote de sudores" (una fiebre), ésta le entregó a Ana Bolena el cuidado de su hijo, el joven Henry Carey. Era costumbre entre la aristocracia inglesa poner a los hijos de uno al cuidado de familiares más ricos, lo que era bastante necesario en el caso de María, pues su marido le había dejado al morir un número considerable de deudas que sólo su hermana podía sufragar. Ana consiguió que el hijo de María fuera educado en un respetable monasterio cisterciense. El padre de María no mostró intención alguna en ayudarla en los problemas financieros en los que su marido la había situado, pero Ana consiguió para ella una pensión anual de cien libras.
Cuando Ana fue a Calais con Enrique VIII en una visita de estado en 1532, María fue una de sus acompañantes. En 1534, María se casó en secreto con William Stafford, un plebeyo sin rango y pobres ganancias. Debido a estas características, los historiadores sospechan que fue un matrimonio por amor, ya que no había otra razón por la que ella se casaría con alguien de una clase social tan lejana a la suya. Cuando esto fue descubierto, la pareja fue desterrada de la corte por la misma reina Ana, su propia hermana. De esta unión nació un hijo de quien se cree que vivió de 1535 a 1545, y una hija, llamada Ana, algo que aún está abierto a especulación.
Sus circunstancias financieras llegaron a ser tan desesperantes que María se rebajó a rogarle a Thomas Cromwell que hablara con el rey en su favor. Enrique, sin embargo, fue indiferente a su plegaria. Entonces, María le pidió a Cromwell que hablara con su padre, con su tío y con su hermano, pero no consiguió nada.
Sorprendentemente, fue Ana quien se arrepintió primero. Le mandó a María una magnífica copa de oro y algo de dinero, pero aún seguía rehusando a que volviera a la corte. Esta reconciliación parcial fue la única que tuvieron las dos hermanas, ya que no se encontraron desde 1534 hasta la muerte de Ana en 1536.
La vida de María entre 1534 y la ejecución de su hermana, el 19 de mayo de 1536 es difícil de concretar. No visitó a su madre, ni a su hermana Ana cuando fue encarcelada en la Torre de Londres. Tampoco intentó visitar a su hermano George, ni hay pruebas de que les hubiese escrito. Como su tío, Thomas Howard, III duque de Norfolk, puede que María no quisiera ser relacionada con sus malogrados familiares para evitar más sucesos desgraciados.
María y su marido permanecieron en su retiro en Rochford, Essex. Tras la ejecución de Ana, su madre se fue de la corte real, muriendo aislada sólo un año después de la muerte de su hija. Sir Thomas, murió al año siguiente. Después de la muerte de sus padres, María heredó algunas de las propiedades de la familia Bolena en Essex. Se cree que vivió el resto de sus días en el anonimato y en relativa comodidad con su marido. Murió poco después de cumplir cuarenta años, a una edad relativamente joven incluso para los estándares de la época, el 19 de julio de 1543.

Ana Bolena (2ª esposa)

Todos hemos oído hablar de Ana Bolena en alguna ocasión, nos guste o no la historia. Pero muchos la conocen tan sólo por haber muerto decapitada por orden de su marido el rey Enrique VIII sin conocer la historia previa. Ha sido una de las reinas más influyentes de Inglaterra, pues por ella Enrique VIII se separó de la Iglesia de Roma dándose con ello la Reforma Inglesa. Además fue la madre de la reina Isabel I de Inglaterra. Vamos a conocerla un poquito mejor.

Ana Bolena  nació probablemente en Blickling Hall en Norfolk aunque se barajea la posibilidad de que naciera en la que era su residencia favorita, el Castillo de Hever en Kent., aunque parece más improbable. Su año de nacimiento también es dudoso, pudiéndose dar entre 1501 o 1507. 
Ana era hija de sir Tomás Bolena, más tarde primer conde de Wiltshire y primer conde de Ormonde, y su esposa, lady Isabel Bolena (nacida Isabel Howard), hija del segundo duque de Norfolk.
Era la mediana de tres hermanos, siendo su hermana María la mayor, y su hermano Jorge el pequeño. Ana tuvo una relación estrecha con su padre cuando era pequeña, la cual se iba enfriando a medida que se hacía mayor. Su relación con su hermana María parece haber sido cordial, pero no íntima (Ver María Bolena). Tenía una relación más estrecha con su madre y su hermano Jorge, de los que parecía sentirse más cercana.
El padre de Ana era un diplomático respetado por su talento para los idiomas. En Europa Tomás Bolena tuvo muchos admiradores debido a su profesionalismo y su encanto, entre ellos se encontraba la archiduquesa Margarita de Austria, hija de Maximiliano I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico que gobernaba los Países Bajos en nombre de su padre. Quedó tan impresionada por Tomás Bolena que ofreció a la hija de éste, Ana, un lugar en su casa. Generalmente una muchacha debía tener 12 años para obtener tal honor, pero puede que Ana fuera algo más joven en aquel momento. Margarita se refería a ella cariñosamente como «La petite Boleyn» (no se sabe, sin embargo, si el calificativo se refería a su edad o a su estatura) que vivió allí desde la primavera de 1513 hasta que su padre ordenó que siguiera su educación en París el invierno de 1514.
En Francia, Ana fue dama de honor de Claudia de Francia y también actuaba de intérprete siempre que hubiera algún importante invitado inglés en la core hasta que en el invierno de 1521, regresó a Inglaterra siguiendo las órdenes de su padre. Partió de Calais en enero de 1522.
Ana Bolena no era convencionalmente hermosa para su tiempo. Era delgada y su piel se consideraba demasiado oscura. Sin embargo, muchos quedaron impresionados por sus ojos oscuros y su larga melena oscura que llevaba suelta. El embajador veneciano en la corte de Enrique VIII que conoció a Ana en 1532 escribió, «no era una de las mujeres más hermosas del mundo», sin embargo otros conocidos la consideraban «completement belle» (absolutamente bella) y «una mujer joven y apuesta». La gente parecía atraída principalmente por el carisma de Ana.


Era una devota cristiana en la nueva tradición del movimiento humanista del Renacimiento (calificarla como protestante sería una exageración). Hizo generosas donaciones y cosió camisas para los pobres. En su juventud era «dulce y alegre» y disfrutaba con los juegos de azar, bebiendo vino, y chismorreando. Era valiente y emotiva. Sin embargo, según sus enemigos, Ana también podía ser extravagante, neurótica, rencorosa y malhumorada.
Cuando Ana Bolena llegó a la corte, Catalina de Aragón, era popular a pesar de no participar en política ni en la vida de la corte durante algún tiempo. Todos los hijos que tuvo con Enrique habían muerto jóvenes y el rey estaba preocupado por tener un varón heredero de su trono a fin de conservar la monarquía y evitar la guerra civil.
Bolena debutó en la corte en un baile de disfraces en marzo de 1522, donde llevó a cabo una complicada danza acompañando a la hermana más joven del rey, a varias grandes damas de la corte y a su hermana María (por aquel entonces, amante del rey). Unas semanas después de esta interpretación, Bolena era conocida como la mujer de moda y más importante de la corte y se referían a ella como «el espejo de la moda».
En aquella época la cortejaba Henry Percy, hijo del conde de Northumberland, alrededor de 1522. El idilio se rompió en 1523, cuando el padre de lord Henry se negó a apoyar el compromiso. Una teoría es que el enlace lo rompió en secreto el cardenal Thomas Wolsey, ministro principal de Enrique, porque el rey quería a Ana para sí mismo.
La familia la envió brevemente a las fincas rurales de su familia, pero no se sabe por cuánto tiempo. Cuando volvió a la corte reunió una camarilla de amigas y admiradores y se hizo famosa por su capacidad de mantener a los hombres a distancia. El poeta sir Thomas Wyatt, escribió sobre ella en el poema Whoso List to Hunt, en el que la describió como inasequible y cabezota, a pesar de parecer recatada y tranquila.
En 1525, Enrique VIII se enamoró de ella y comenzó a perseguirla. Ana se resistió a sus intentos de seducción y se negó a convertirse en su amante. Rechazó las propuestas iniciales del rey diciendo, “suplico a su alteza muy seriamente que desista, y a esta mi respuesta en buena parte. Prefiero perder la vida que la honestidad.” El rey se sintió más atraído aún tras esta negativa y la persiguió incesantemente, incluso después de que ella abandonara la corte para volver a Kent. Al final él le propuso matrimonio y ella aceptó. Sin embargo, decidió no acostarse con él antes de casarse, puesto que la relación prematrimonial significaba que si tenían un hijo, éste sería ilegítimo.
Con este romance, Ana acumuló una importante cantidad de vestidos, pieles y joyas, y le asignaron sus propios sirvientes, varias damas de honor y nuevas dependencias en palacio. Enrique le otorgó a Ana el marquesado de Pembroke, convirtiéndola en la primera plebeya inglesa en convertirse en noble por derecho propio en lugar de por herencia. La familia de Ana también sacó partido de la relación; su padre, ya vizconde de Rochford, fue nombrado conde de Wiltshire y conde de Ormonde. Gracias a la intervención de Ana, su enviudada hermana María recibió una pensión anual de 100£, y el hijo de ésta, Henry Carey (muy posible hijo del rey), fue educado en un prestigioso monasterio cisterciense.
Ella quedó embarazada en unos meses y, como era costumbre en la realeza, hubo una segunda ceremonia matrimonial, que tuvo lugar en Londres el 25 de enero de 1533.
El 23 de mayo de 1533, Thomas Cranmer, arzobispo de Canterbury, en la sesión del juicio en un tribunal especial que se reunió para decidir sobre la validez del matrimonio del rey con Catalina de Aragón, declaró el matrimonio de Enrique y Catalina sin fuerza legal. (Ver Catalina de Aragón) Cinco días más tarde, el 28 de mayo de 1533, Cranmer declaró que el matrimonio de Enrique y Ana era auténtico y válido. Siete años después de que su relación con Enrique había comenzado, Ana era por fin legalmente su esposa y reina de Inglaterra.
La hija de Enrique y Ana nació el 7 de septiembre de 1533, en el palacio favorito del rey, el palacio de Placentia. Bautizaron a su hija con el nombre de Isabel, en honor a la madre de Enrique, Isabel de York. Le dieron un bautizo espléndido, pero Ana temió que la hija de Catalina, María, amenazara la posición de Isabel. Enrique calmó los temores de su esposa separando a María de sus muchos sirvientes y enviándola a Hatfield House, donde la princesa Isabel vivía con su propia magnífica plantilla personal de criados. El aire del campo era mejor para la salud del bebé, y Ana era una madre afectuosa que con regularidad visitó a su hija. Sus visitas eran también muestras de la fricción entre ella y su hijastra la princesa María, que se refería ella como «la amante de mi padre», mientras Ana llamaba a María «esa maldita bastarda».
Ana tenía una plantilla de sirvientes mayor que la de Catalina: había más de 250 criados para atender a sus necesidades personales, desde sacerdotes hasta mozos de establo. Había también más de 60 damas de honor que la servían y acompañaban a acontecimientos sociales.
Ana con el fin de dar un heredero varón a Enrique, después del nacimiento de Isabel, quedó nuevamente embarazada pero abortó en el verano de 1534, y durante el día del entierro de Catalina, el 29 de enero de 1536, Ana sufrió otro nuevo aborto, lo que hizo que su matrimonio empezase a tambalear.
Cuando Ana se repuso de su aborto, Enrique declaró que su matrimonio fue maldecido por Dios. Juana Seymour fue trasladada a nuevas dependencias y el hermano de Ana no fue aceptado en una prestigiosa orden de caballería, la Orden de la Liga, que en cambio le fue otorgada al hermano de Juana Seymour. En varias ocasiones a lo largo de estos meses, Ana expresó su temor ante la posibilidad de un próximo divorcio.
En los últimos días de abril, un músico flamenco al servicio de Ana llamado Mark Smeaton fue detenido y torturado por Thomas Cromwell. Al principio negó que él fuera el amante de la reina, pero, bajo tortura, confesó. También proporcionó el nombre de otro cortesano —sir Henry Norris— un viejo amigo tanto de Ana como del rey. Norris fue detenido durante el May Day (1 de mayo), pero dado que era un aristócrata no podía ser torturado. Él negó su culpabilidad y juró que Bolena era también inocente. Sir Francis Weston fue detenido dos días más tarde bajo el mismo cargo. También detuvieron a William Brereton, un mozo de la cámara privada del rey, que fue también arrestado por adulterio. El acusado final era el propio hermano de la reina Ana, detenido bajo acusación de incesto y traición, acusado de mantener relaciones sexuales con su hermana durante los últimos doce meses.
El 2 de mayo de 1536, Ana fue detenida durante el almuerzo y llevada a la Torre de Londres. En la Torre, sufrió una crisis nerviosa menor, exigiendo saber todos los detalles sobre el paradero de su familia y los cargos contra ella.


Cuatro de los hombres fueron procesados en Westminster el 12 de mayo de 1536. Weston, Brereton y Norris mantuvieron públicamente su inocencia y sólo el torturado Smeaton apoyó a la Corona declarándose culpable. Tres días más tarde, Ana y George fueron procesados por separado en la Torre de Londres. Ella fue acusada de adulterio, incesto y alta traición. La sospecha popular contra Enrique y su amante, Juana Seymour, los cuales fueron vistos de banquete en el Támesis, era generalizada. Varios panfletos circularon por Londres burlándose de los procesos y apoyando a la reina.
George y los otros acusados fueron ejecutados el 17 de mayo. Ana fue decapitada por orden de Enrique VIII dos días más tarde. (Ver Decapitación de Ana Bolena ) Enrique VIII el día 30 de ese mismo mes se casó con Jane Seymour, tan sólo once días  después de la ejecución de su anterior esposa.
Nunca se ha probado documentalmente la culpabilidad de Ana Bolena en los cargos que la llevaron a la muerte. Casi con toda probabilidad, la reina fue víctima de un complot urdido para eliminarla del trono cuando quedaron en evidencia sus escasas posibilidades de tener hijos varones. El consejero del rey, Thomas Cromwell, y el deseo del rey de casarse con su nueva amante, lady Jane Seymour, intervinieron también en la caída de Ana
Años después Ana fue venerada como mártir y heroína por los protestantes ingleses. A consecuencia de esta visión, buena parte de la nobleza inglesa mostró cuadros de Ana en sus casas, a fin de mostrar su lealtad a la reina y la monarquía protestante.

lunes, 21 de enero de 2013

Catalina de Aragón (1ª esposa)

Hoy vamos a conocer mejor a una mujer española que cambió la historia de Inglaterra, por su valor, por su orgullo y por su persistencia. A la gran Catalina de Aragón. Infanta de Aragón y Castilla e hija de los Reyes Católicos, fue reina consorte de Inglaterra al ser la primera esposa de Enrique VIII. Enrique anuló el matrimonio, de 24 años de duración, para casarse con una de las damas de compañía de Catalina, Ana Bolena, y por no haber podido darle el hijo varón que tanto ansiaba. Fue la madre de la Reina María I de Inglaterra.

Catalina nació en el Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares el 16 de Diciembre de 1485. Fue la menor de las hijas del rey Fernando II el Católico y de la reina Isabel I la Católica. Era tataranieta del rey Eduardo III de Inglaterra y prima en cuarto grado del rey Enrique VIII y de la reina Isabel de York.
Físicamente, era rubia, de ojos azules claros. Era una persona decidida e inteligente con grandes capacidades intelectuales y morales. Recibió una educación apegada al catolicismo digna de una futura reina, aprendiendo lenguas romances de la península ibérica, francés, flamenco, inglés y latín, además de su español nativo. También se la instruía en las artes, como la danza y la música. A los seis años contempló la emocionante y vistosa toma de Granada.
Catalina fue prometida en matrimonio el 26 de marzo de 1489 con el príncipe Arturo de Gales, primogénito de Enrique VII de Inglaterra, en el tratado de Medina del Campo.
Catalina sufrió mucho al abandonar la Alhambra, ya que había pasado allí su niñez y adolescencia.

A los 15 años, el 17 de agosto de 1501, el barco de la infanta partió desde La Coruña hacia Inglaterra, pero en el golfo de Vizcaya se desarboló, por lo que debió fondear en el puerto de Laredo para iniciar nuevamente el viaje el 27 de septiembre del mismo año. Tras un mes de navegación Catalina llegó al puerto de Plymouth.
El 14 de noviembre se casó con el joven príncipe de Gales en la catedral de San Pablo de Londres. Causó una gran impresión a su futuro suegro.
Arturo era más bajito que ella y un año menor pero se dice que según se conocieron, se gustaron.
Como príncipe de Gales, fue enviado al castillo de Ludlow para presidir el consejo de Gales y fue acompañado por la ahora princesa de Gales.
Unos pocos meses después, el 2 de abril de 1502, el joven príncipe murió por una epidemia conocida como el sudor inglés, dejando a viuda a la joven Catalina. (Ver Arturo Tudor)
Los intereses de ambas coronas, llevaron a negociar el matrimonio de la viuda con el siguiente en la línea de sucesión, el príncipe Enrique, hermano del difunto, que tan solo tenía 11 años. Incluso se llegó a barajar la posibilidad de casarla con el propio Enrique VII, que había quedado viudo años antes. 
Catalina afirmó que había quedado virgen ya que debido a la juventud y carácter enfermizo del príncipe el matrimonio no había sido consumado, hecho que fue certificado con una dispensa del Papa Julio II para que el matrimonio con Enrique fuera posible.
Pero el matrimonio entre la princesa viuda y su cuñado fue inicialmente aplazado, ya que Enrique aún era demasiado joven, pues sólo contaba con once años.
Enrique VII aún no le había devuelto la dote a la joven viuda y como el matrimonio entre Enrique y Catalina cada vez era más dudoso, el rey la retuvo casi como rehén en Durham House en Londres. Quedó en triste soledad, dolorida ante la pérdida repentina de Arturo y sin la fortuna prometida ni la devolución de su dote. Prácticamente vivía como prisionera, sin apenas dinero, vendiendo parte de su vajilla para poder comer. Así, durante siete años esperando a que llegara un nuevo matrimonio o se arreglara su situación.

Con la muerte del Rey Enrique VII, su hijo tomo posesión del trono en 1509, con el nombre de Enrique VIII. (Ver Enrique VIII)
Con la dispensa papal, y su deseo de casarse con la princesa cuanto antes, Enrique, de 18 años y Catalina de 23, se unieron en matrimonio el 11 de junio de 1509. La unión parecía ser un éxito: Enrique era un rubio y esbelto mozo del que Catalina poco tardó en enamorarse, y ella era una hermosa, culta y excelente esposa, que podría colmar todas las aspiraciones del joven soberano y que, para más, lo amaba aunque no era plenamente correspondida debido a las infidelidades del monarca. Catalina, era una reina querida por el pueblo y respetada por la corte dadas sus excelentes cualidades.


Tanto como princesa de Gales como siendo reina, Catalina fue extremadamente popular entre sus súbditos. Llegó a gobernar la nación como regente, mientras Enrique invadía Francia en 1513. También ella en persona cabalgó al frente de las tropas de reserva que derrotaron y dieron muerte al rey de Escocia en 1513.
Fue un matrimonio feliz para ambos, hasta que Enrique VIII comenzó a preocuparse seriamente ante la necesidad de un heredero varón y el fin de la fertilidad de la reina. Pues la reina se quedó embarazada en seis ocasiones durante los 24 años que duró el matrimonio, solo sobrevivió una niña, a la que llamaron María, pero el nacimiento de un varón se hacía indispensable para el soberano.
El rey llegó a considerar esta falta de descendencia masculina como un castigo divino, pensando en un posible divorcio. Los deseos de separarse de Catalina, eran motivados por la presencia de una bella joven, Ana Bolena, hermana menor de una de sus amantes, que había cautivado a Enrique.

Entonces reclamó ante las autoridades eclesiásticas, alegando que la dispensa obtenida para su unión con Catalina era inválida. Aduciendo que “ni un Papa puede conceder dispensas contrarias a las disposiciones expresas de las Sagradas Escrituras” basándose en el principio religioso que establecía: "No debes descubrir la desnudez de la mujer de tu hermano”. A tal efecto pidió al Papa Clemente VIl la anulación de su matrimonio. Pero el Papa, que no quería ofender a los Reyes Católicos, negó conceder esa anulación mientras Catalina no accediera a ella.
Con el devenir de los acontecimientos, la reina repudiada se erigió en toda su dignidad de soberana para hacer respetar sus derechos y los de su hija. Con su resistencia demostró la fortaleza de su carácter. En este sentido, Catalina no cedió a ninguno de los medios a los que se recurrió para hacerla ceder: se la alejó del palacio real, haciéndola aposentarse en lóbregas residencias; se la amenazó con un juicio y con una sentencia por traición. A todo opuso su firme convicción de que prefería la muerte a la deshonra, y de que su destino y el de su hija estaban en manos de Dios. Dejando constancia, hasta el momento final, de que ella era la única y verdadera reina de ese país, y su hija, por tanto, la real heredera. Su intransigente actitud provocaría la ruptura de Inglaterra con el Papado y la creación de la iglesia Anglicana.



Enrique se casó con Ana Bolena, ya embarazada de la futura reina Isabel I. El arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer, anuló el matrimonio del rey con Catalina  el 23 de mayo de 1533.
Fue confinada sucesivamente en Ampthill, en Buckden y en el castillo de Kimbolton, donde murió el 7 de enero de 1536, a la edad de 50 años. Se dice que en las oraciones que musitaba en su lecho de muerte expresaba; “Dios mío, perdónalo tú a Enrique, porque yo no puedo”.  Se comprobó que su corazón presentaba un aspecto extraño, oscurecido, lo que suscitó rumores de envenenamiento, pero hoy se cree que padeció cáncer de corazón, enfermedad entonces mal conocida.
Aunque nunca renunció al título real, fue enterrada en la Catedral de Peterborough con un funeral propio de Princesa viuda en lugar del de una reina. Los ciudadanos de Peterborough costearon una placa, para situarla junto a la tumba. En la placa dice: "Una reina amada por el pueblo inglés por su lealtad, piedad, coraje y compasión".
Las ciudades de Peterborough y Alcalá de Henares (su lugar de nacimiento) son hoy ciudades hermanas. Todos los 29 de enero, aniversario de su entierro, tienen lugar unos actos conmemorativos en la hoy catedral de Peterborough.

*En honor a Catalina vamos a ver cómo la han descrito algunos de los que la conocieron en persona y de los que la han conocido mediante la historia:

-Tomás Moro: "Ah, pero qué dama! Creed en mi palabra, encantó el corazón de todos...posee todas las cualidades que constituyen la belleza de una jovencita encantadora. En todas partes recibe las mayores alabanzas..."

-Arturo Tudor: ''Ninguna mujer en el mundo podría resultarme más agradable"


-Thomas Cromwell : "Si no fuera por su sexo, pudiera desafiar a todos los héroes de la historia"

-Shakespeare: “Reina de todas las reinas y modelo de majestad femenina!"


-Erasmus: "Desde su infancia estudió con gran logro buena y maravillosa literatura"

jueves, 17 de enero de 2013

Enfermedades de Enrique VIII

Por una de las cosas que es conocido nuestro rey protagonista es por su mezquindad, pero vamos a conocer las razones del por qué se le fue agraviando el carácter y era cada vez más vil y tirano.

En febrero de 1514, cuando tenía veintitrés años, se enfermó de viruela, aunque sin pústulas, y se recuperó por completo.
En 1521 Enrique sufrió el primer ataque de paludismo, una enfermedad muy común en el siglo XVI en Inglaterra, que, con intermitencias, aparecerá durante el resto de su vida.
En 1524, mientras participaba en una justa (para los que no conozcan este deporte, es un combate que se hacía entre dos individuos, a caballo y con lanza)  contra el duque de Suffolk, sufrió un accidente al penetrar la punta de la lanza de su rival a través de la visera abierta de su casco. Enrique VIII sufrió un traumatismo craneal que le dejó como consecuencia una migraña.
El 17 de enero del fatídico año de 1536 (en el que muere Catalina de Aragón, y es decapitada Ana Bolena) Enrique VIII sufre otro accidente en una nueva justa, que le causó una profunda herida y un traumatismo craneoencefálico (que le mantuvo dos horas inconsciente). Se sospecha que el golpe pudo desencadenar algún trastorno orgánico cerebral, ya que a partir de entonces su temperamento es todavía más brutal. Por otra parte, seguían los dolores de cabeza y la patología ulcerosa en las piernas.
En mayo de 1538, a los cuarenta y siete años, se dice que estuvo un tiempo sin hablar con muy mal semblante, y su vida en gran peligro. El embajador francés Castillon asoció ese ataque con la cicatrización de la fístula en su pierna. Por esta razón se ha sugerido que Enrique sufrió una embolia pulmonar por un coágulo de una vena varicosa. La pérdida del habla, sin embargo, está más asociada con un posible ataque de apoplejía. A pesar de la gravedad, Enrique VIII se recuperó nuevamente.
También tuvo frecuentes ataques de artritis gotosa y una diabetes mellitus tipo II.
La hipótesis de que Enrique VIII hubiera padecido malaria se basa en que esta enfermedad era endémica en la Inglaterra de su época; nubes de mosquitos infestaban las abundantes aguas pantanosas que se extendían por toda la geografía. Según archivos históricos, el rey padecía brotes de fiebre recurrente, con escalofríos y cefalea.
De acuerdo con una investigación en marzo de 2011, el patrón de nacimientos de sus mujeres y su deterioro mental, sugiere que Enrique VIII era positivo en Kell y tenía el síndrome de McLeod. Ser portador del antígeno Kell es tener una proteína de los glóbulos rojos que aparece en una de quinientas personas. El síndrome de McLeod es una enfermedad hacía casi inviable que tuviera hijos varones y en general dificultaba enormemente que tuviera hijos sanos. Se trata de una alteración genética que puede llegar a afectar la sangre, el cerebro, el sistema nervioso periférico, músculo y corazón. No existe cura para esta enfermedad.
La conocida hipótesis sobre que sufría de sífilis fue difundida por primera vez unos cien años después de su muerte. Argumentos más recientes sobre esta posibilidad provienen de un mayor conocimiento de la enfermedad, que permiten suponer que Eduardo VI, María I de Inglaterra e Isabel I mostraron síntomas característicos de sífilis congénita. Eduardo murió en 1552, luego de una erupción en la piel que parecía tuberculosis sifilítica congénita. En resumen, tenemos la miopía de Isabel y María, más la presumible sordera de esta última y la base de su nariz achatada con una continua y maloliente secreción nasal; cualquiera de estos síntomas podría ser resultado de una sífilis congénita. Por último, tenemos la evidencia de los dos últimos casamientos de Enrique: si, como aseguran los historiadores, su política en este sentido era dictada por un profundo deseo de crear una rama fuerte de los Tudor, entonces se infiere que Enrique se volvió estéril o impotente cerca de los cuarenta años, lo que constituye un fuerte argumento a favor de la sífilis.
Aún así con todo esto Enrique vivió hasta los 56 años de edad. Todo un reto.


 

Enrique VIII

Hemos conocido como los Tudor llegaron al trono, pero nos faltaba saber un poco más de uno de los monarcas más famosos de la historia. Se le conoce sobre todo por haberse casado seis veces y por ejercer el poder más absoluto entre todos los monarcas ingleses. Entre los hechos más notables de su reinado se incluye su ruptura con la Iglesia católica romana, y su establecimiento como cabeza de la Iglesia de Inglaterra (Iglesia Anglicana), la disolución de los monasterios, y la unión de Inglaterra con Gales.

Enrique VIII nació el 28 de junio de 1491 en el Palacio de Placentia en Greenwich. Fue el tercer hijo de Enrique VII y Isabel de York. Al morir su hermano Arturo, hereda la corona inglesa.
En 1493, fue designado condestable del castillo de Dover y Lord Warden "de las cinco puertas".
En 1494 fue nombrado Duque de York, y posteriormente comisario principal de Inglaterra y Lord teniente de Irlanda, mientras aún era un niño.
Posteriormente fue nombrado conde mariscal de Inglaterra y señor teniente de Irlanda.
Enrique recibió una educación de primera clase de importantes tutores y consiguió adquirir fluidez en el latín, francés y español.
Con once años, su madre, la reina Isabel de York falleció.


En 1501 asistió a la boda de su hermano mayor Arturo, heredero de la corona inglesa, con Catalina de Aragón, pero al año siguiente, tras sólo 20 semanas de matrimonio, Arturo muere de una infección lo que convierte a Enrique en Príncipe de Gales. Entonces, Enrique VII sigue interesado en sellar una alianza matrimonial entre Inglaterra y España, ofreciendo a Enrique, su segundo hijo, nuevo Príncipe de Gales y heredero al trono, en matrimonio a Catalina, quien alegó que su matrimonio con Arturo no había sido consumado. Con ello no hacía falta una dispensa papal pero preferirieron obtenerla para más seguridad. El Papa otorgó apresuradamente la dispensa mediante una Bula.
Enrique VIII ascendió al trono en 1509, tras la muerte de su padre. Desposó a Catalina de Aragón nueve semanas antes de su coronación en Greenwich, el 11 de junio de 1509.
Fueron coronados juntos en la Abadía de Westminster el 24 de junio de 1509.
La reina Catalina quedó embarazada al menos siete veces (por última vez en 1518), sólo uno de los vástagos, la princesa María, sobrevivió a la infancia. (Ver Catalina de Aragón)
Enrique tenía amantes, incluyendo a María Bolena y a Isabel Blount, con quien había tenido un hijo ilegítimo, Henry Fitzroy, primer duque de Richmond y Somerset.
En 1526, cuando tuvo claro que la reina Catalina no podría tener más niños, Enrique comenzó a perseguir a la hermana de María Bolena, (ver María Bolena) Ana (ver Ana Bolena) , con la que se encaprichó hasta acabar perdidamente enamorado de ella.
Enrique VIII quería divorciarse de Catalina para casarse con Ana Bolena, por lo que alegaba que su matrimonio no era válido al haber sido ésta previamente mujer de su hermano Arturo.

Por mucho que lo intentaron, sobre todo Thomas Wolsey (su Lord Canciller); el Papa Clemente, prisionero de Carlos V (que era sobrino de Catalina), negó la anulación y Enrique VIII decidió romper con Roma, aconsejado por Thomas Cranmer y Thomas Cromwell.
Enojado con el cardenal Wolsey por no conseguir la dispensa, Enrique lo despojó de su poder y riqueza. Lo acusó de traición pero Wolsey murió en el camino de regreso a Londres para afrontar las acusaciones.
En 1533 hizo que Cranmer (a quien había nombrado arzobispo de Canterbury) anulara su primer matrimonio y coronara reina a su amante Ana Bolena, dama de honor de Catalina, con quien se había casado en secreto. El papa Clemente VIII respondió con la excomunión del rey, a la que Enrique VIII opuso el cisma de la Iglesia de Inglaterra, aprobado por el Parlamento (Ley de Supremacía, 1534).
La Iglesia de Inglaterra quedó desligada de la obediencia de Roma y convertida en una Iglesia nacional independiente cuya cabeza era el propio rey, lo cual permitió a la Corona expropiar y vender el patrimonio de los monasterios; los católicos ingleses que permanecieron fieles a Roma fueron perseguidos como traidores (y ejecutado su principal exponente, Tomás Moro, en 1535).
La hija de Catalina, lady María, fue declarada ilegítima, y los descendientes de Ana pasaron a estar en la línea de sucesión real.
La publicación de cualquier escrito alegando que el matrimonio de Enrique con Ana era inválido, resultaba en un cargo de alta traición, que podía ser castigado con pena de muerte.
Catalian fue confinada sucesivamente en Ampthill, en Buckden y en el castillo de Kimbolton, donde murió el 7 de enero de 1536, a la edad de 50 años
En ese mismo año, la reina Ana comenzó a perder el favor de Enrique. Después del nacimiento de la princesa Isabel, Ana tuvo dos embarazos que terminaron en aborto o muerte del niño. Mientras tanto, Enrique empezaba a prestar atención a otra doncella de su corte, Jane Seymour.
Quizá animado por Thomas Cromwell, Enrique hizo arrestar a Ana, bajo cargos de usar brujería para convertirlo en su esposo, de tener relaciones adúlteras con cinco hombres, de incesto con su hermano Jorge Bolena, de injuriar al Rey y conspirar para asesinarlo, con el agravante de traición. Los cargos eran enteramente fabricados. La Corte que trató el caso fue presidida por el propio tío de Ana, Thomas Howard.
En mayo de 1536, se condenó a Ana y a su hermano a muerte por la hoguera o por decapitación, lo que el rey eligiera. Los otros cuatro hombres sobre los que se alegó tener relaciones con Ana, fueron condenados a ser colgados, ahogados y descuartizados.
Jorge Bolena fue decapitado al término del juicio de forma inmediata; a los otros cuatro implicados les fueron conmutadas sus diversas sentencias de muerte por la de decapitación. Ana también fue decapitada al poco tiempo.
Pocos días después de la ejecución de Ana, en 1536, Enrique VIII se casó con Jane Seymour.
El Acta de Sucesión de 1536 declaró a los hijos de la reina Jane dentro de la línea sucesoria, excluyendo a Lady María y a Lady Isabel.
Jane dio a luz a un hijo, el príncipe Eduardo en 1537, para luego morir dos semanas después.
Luego de la muerte de Jane, la corte entera guardó luto con Enrique por algún tiempo. El Rey la consideró siempre su «verdadera» esposa, al ser la única que le dio el heredero varón que tan desesperadamente soñaba.


Enrique decidió casarse una vez más para asegurarse un heredero varón. Thomas Cromwell sugirió a Ana de Cleves, hermana del duque de Cleves, protestante y un importante aliado en el caso de que Roma atacara a Inglaterra.
Hans Holbein el Joven fue enviado a Cleves para pintar un retrato de Ana para el Rey. Después de observar el favorecedor retrato, Enrique decidió desposarse con ella.
Enrique cuando la conoció no la encontró nada atractiva, llamándola en privado «la yegua de Flandes». Había sido retratada sin ningún signo de la viruela que afectaba su rostro. No obstante, Enrique la desposó el 6 de enero de 1540.
Poco después, sin embargo, Enrique deseó terminar el matrimonio, no sólo por sus sentimientos personales, sino por consideraciones políticas.
Ana testificó que el casamiento nunca había sido consumado, diciendo que Enrique iba a su habitación sólo para besarle la frente antes de dormir. El casamiento fue anulado basándose en que Ana había realizado previamente contratos nupciales con otros nobles europeos.
Ana recibió el título de «Hermana del rey» y se le otorgó el castillo de Hever, la ex residencia de la familia de Ana Bolena. Thomas Cromwell, mientras tanto, por haber impulsado el fallido matrimonio, perdió el favor real, cayó en desgracia y fue decapitado.
El 28 de julio de 1540, el mismo día en que Cromwell fue ejecutado, Enrique se casó con la joven Catalina Howard, prima de Ana Bolena.
Poco después del casamiento, la reina Catalina tuvo un romance con el mozo del rey, Thomas Culpeper. También había empleado a Francis Derham como secretario, con quien había estado informalmente relacionada antes del casamiento real.
Thomas Cranmer, obtuvo evidencias de las actividades de la reina e informó a Enrique quien autorizó a Cranmer a efectuar una investigación, de la que resultó la confirmación de las acusaciones.
Al ser interrogada, Catalina pudo haber admitido un compromiso previo con Derham pero en vez de ello dijo que Derham la obligó a establecer una relación adúltera. Derham, a su vez, expuso la relación entre la reina y Thomas Culpeper.
En diciembre de 1541, Culpeper y Derham fueron ejecutados. Catalina no fue condenada en juicio sino por un decreto de deshonra aprobado por el Parlamento.
El casamiento de Catalina fue anulado poco antes de su ejecución. Igual que en el caso de Ana Bolena, Catalina no podría ser culpada técnicamente de adulterio ya que el matrimonio resultó oficialmente nulo desde el origen. Nuevamente esta cuestión fue ignorada y Catalina fue ejecutada el 13 de febrero de 1542.
Enrique se casó en 1543 con su última esposa, la rica viuda Catalina Parr. La nueva reina discutió con Enrique sobre religión, ya que era calvinista mientras que el rey permanecía anglicano. Esta conducta podría haberle resultado peligrosa si no hubiera sido por sus muestras de sumisión. Ayudó a reconciliar a Enrique con sus dos primeras hijas, María e Isabel.
En 1544, un decreto parlamentario puso a ambas en la línea de sucesión tras el príncipe Eduardo, Duque de Cornualles, a pesar de ser consideradas ilegítimas.
Enrique VIII falleció el 28 de enero de 1547 en el palacio de Whitehall. Murió el día en que su padre habría cumplido noventa años. Fue sepultado en la Capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor, al lado de su tercera esposa, Jane Seymour.


 

 

miércoles, 16 de enero de 2013

La glotonería de Enrique VIII

Ya hemos conocido un poquito la forma de alimentarse en la época de Enrique VIII, incluso hemos podido ver alguna de sus recetas. Pero ahora vamos a conocer más a fondo como afrontaba el rey una de sus mayores pasiones: comer.
Enrique VIII de Inglaterra ha pasado a la historia por haber sido uno de los monarcas más glotones que se conocen. Los retratos de él no han podido ocultar la desenfrenada gula de un hombre que nunca bajó de los 100 Kgs. de peso.
Enrique VIII padeció un accidente en el curso de una justa en el 1536, que le provocó la reapertura de una anterior herida sufrida en una cacería y le incapacitó para hacer ejercicio físico que tanto le gustaba, lo que también influyó en su obesidad.
Por culpa de los dolores atroces que sufría, centró su atención en la comida hasta niveles alarmantes. Con todo ello, la gordura se apoderó del monarca, hasta padecer obesidad mórbida, diabetes y gota.
El rey se vio pronto obligado a hacer uso de un bastón para poder caminar. Cuando ya no bastó el bastón, se tuvo que recurrir a inventos mecánicos para poder desplazar al monarca de un lado a otro, incluso para sacarlo de palacio a través de alguna que otra ventana ya que por algunas puertas no cabía, con ayuda de poleas y hombres forzudos, así como ara ensillarse en su montura..
La operación de fajarle el abdomen, requería del concurso de varios ayudas de cámara, dándose el caso de hacerlo mientras llevaba a cabo una de sus interminables desayunos.
A estos banquetes asitían como invitados algunos cortesanos, que acababan con el rey bajo las mesas, ebrios y ahítos hasta perder el sentido.
El rey comía en cualquier lugar, y adquirió el hábito de lavarse las manos con agua perfumada antes de llevarse los alimentos a la boca, lo que fue muy admirado por sus súbditos.
El monarca Tudor no reparaba en los peligros del exceso de comida hasta que, hinchado y jadeante, se dejaba caer en su lecho especialmente reforzado.
Pero incluso la glotonería de Enrique VIII fue puesta a prueba durante un banquete celebrado en Hampton Court, su palacio de las afueras de Londres, el día de Año Nuevo de 1541. Para conmemorar su matrimonio con Catalina Howard, la quinta de sus seis mujeres, el soberano ordenó a los cocineros y sirvientes que preparasen un banquete compuesto de 60 platos diferentes.
Excepto las fresas, a las que eran un gran aficionado, Enrique VIII no tomaba frutas, verduras ni hortalizas...
Se bebía unos cinco litros de cerveza diarios. Y consumía 20 gramos al día de sal.
Los excesos cometidos en estos banquetes tuvieron consecuencias nefastas para la salud de Enrique VIII. Por recomendación de su médico, intentaba comer y beber menos, pero la tentación de la comida sabrosa era más fuerte que él.
Estudiando las diferentes armaduras reales confeccionadas a la medida de la humanidad del soberano (183 cm de estatura - la media británica entonces era de 165 cm), observaron que las empleadas en los primeros años de su reinado tenían 81 cm de cintura y 99 cm de pecho.
Recordemos que en la actualidad, la circunferencia abdominal se considera un valioso indicador del riesgo cardiovascular de un individuo. Para los varones, lo recomendable es que se sitúe por debajo de los 94 cm...
A partir de los 40 años, la estructura corporal de Enrique VIII cambió progresivamente desde un cuerpo atlético a una obesidad manifiestamente patológica. Continuando con la valoración de sus armaduras, las últimas que pudo haber empleado medían 132 cm de cintura y 135 cm de pecho. Antes de fallecer, llegó incluso a alcanzar los 137 cm de perímetro abdominal...

 
                                      

Recetas Tudor

Carne de cerdo en salsa de salvia

Ingredientes:
-Carne de cerdo
-Perejil
-Salvia
-Yemas de huevos cocidos
-Pan
-Vinagre
 
Elaboración:
Se parte la carne de cerdo en trozos pequeños, y lo ponemos a hervir en agua con sal. Una vez hecho, se saca y se deja enfría.
Se tritura el perejil y la salvia con pan y las yemas de huevos cocidos.
Calentamos vinagre en un recipiente, echamos la mezcla triturada hasta que espese un poco.
Poner los trozos de carne en un recipiente, cubrir con la salsa y servir a continuación.
 
 *En la receta original se emplea el término “carne de cerdo escaldada “, ya que la carne se limpiaba introduciéndola en agua hirviendo para quitarle todo el pelo.


Tarta de manzana (Tartys in applis)

Ingredientes:
-Harina
-Agua
-Manzanas
-Peras
-Higos pasos
-Uvas pasas
-Azafrán
-Azúcar
-Sal

Elaboración
Mezclamos la harina, la sal y el azafrán en un bol grande. Agregamos el agua poco a poco hasta que ya no se pegue a las manos o al utensilio. Hay que tener en cuenta que mucha agua hará la masa demasiado blanda y pegajosa.
Cubrimos con un paño y dejamos reposar durante 30 minutos.  Luego estiramos sobre una superficie bien enharinada.
Se parten las frutas en trozos pequeños, menos la manzana que la rallaremos.
Añadimos a la mezcla de frutas  el azafrán, el azúcar y una pizca de sal. (Si se quiere también nuez moscada y canela)
Se pone parte de la masa estirada y se echa el relleno.
Se cubre la tarta con la otra parte de la masa.
Y se hornea hasta que la masa esté hecha.


Empanadillas rellenas de frutos secos

Ingredientes:
-10 higos
-10 dátiles
-2 cucharadas de pasas
-2 cucharadas de arándanos secos
-Pimienta
-1 cucharada de Canela
-200 gr. de harina
-2 cucharas soperas de azúcar
-Una pizca de azafrán diluido en un vaso lleno de leche
-Azúcar glas

Elaboración:
Cortamos los higos y los datiles en trozos pequeños.
Ponemos los trozos juntos con las pasas y los arándanos en un mortero.
Ahora molemos todo bien, hasta que quede todo como una masa.
Añadimos una pizca de pimienta y una cucharada de canela.
Para la masa, mezclamos la harina y la leche con el azafrán en un cuenco.
Amasamos y luego estirarmos hasta que quede muy fina.
A continuación recortamos pequeños círculos con la ayuda de un vaso.
Poner a cada ciículo una pequeña cantidad del relleno.
Humedecemos los extremos de cada círculo con un poquito de agua para cerrarlo bien.
Cuando ya estén listas las empanadillas, preparamos un sartén con abundante aceite. Cuando esté caliente freímos las empanadillas unos minutos hasta que estén dorados.
Las sacamos y colocamos en una bandeja.

Se sirven calientes, con azúcar glass espolvoreado por encima.


Lemon posset

Ingredientes
-1 litro de nata para montar
-250 gramos de azúcar
-El zumo y ralladura de 4 limones grandes

Elaboración
Lavamos bien los limones y rallamos su piel, a continuación los exprimimos para obtener su zumo.
Calentamos la nata y el azúcar a fuego lento en un cazo, y que hierva durante 3 minutos. Seguidamente, añadimos el zumo de limón con la ralladura y mezclamos bien.
Por último, dejamos enfríar durante unas horas para que se cuaje bien.

* Esta receta es una adaptación para que la podamos hacer hoy en día, ya que el posset era una bebida que se elaboraba con leche caliente que se cuajaba con vino o cerveza y en ocasiones algunas especias. Se trataba de una bebida reconfortante, como un tipo de ponche, o como una infusión para conciliar el sueño. Era básicamente medicinal.


Flan

Ingredientes:
-150 grs de azúcar granulada
-1 cda de agua fría
-1 cda de zumo de limón
-1 litro de leche
-6 huevos
-160 grs de azucar
-1 vaina de vainilla
-1 limón (la ralladura)


Elaboración:
Hervimos la leche con la cáscara del limón y la vainilla.

Mientras tanto se ponen al fuego el azúcar, el agua y el zumo de limón hasta que se haga un caramelo de color dorado.
El caramelo se pone en el recipiente que vamos a echa el flan.
Aparte mezclamos uno a uno los huevos con el azucar.

A esta mezcla agregamos poco a poco la leche tibia sin dejar de mezclar.
La mezcla la echamos encima del caramelo.
Se pone al baño María en el fuego, hasta que veamos que haya cuajado.
Dejamos enfríar completamente.


* Se dice que este postre le encantaba a Isabel I y a William Shakespeare.


Tartaletas de las damas de honor

Ingredientes:
- 250 gramos de hojaldre
- 250 gramos de queso cottage o requesón
- 4 cucharadas soperas de almendra en granillo
- 3 cucharadas soperas de azúcar moreno fino
- 1 limón, la ralladura muy finita
- 2 huevos
- 15 gramos de mantequilla derretida
- Azúcar glass para decorar
 
Elaboración:
Engrasamos los moldes.
Estiramos el hojaldre, y cortamos pequeños círculos.Con los  que forraremos los moldes.
Ponemos el queso en un bol, agregamos las almendras en granillo, el azúcar y la ralladura del limón.
Aparte, mezclamos la mantequilla derretida con los huevos previamente batidos. Añadimos a la mezcla de queso y mezclar bien.
Ponemos con ayuda de una cuchara sopera la mezcla en los huecos forrados con el hojaldre. Horneamos hasta que el hojaldre esté dorado, el relleno haya subido y se note firme al tacto.
Desmoldar , espolvorear con azúcar glass, servir caliente o tibio.
 
* Si se quiere podemos añadirles nuez moscada.
 
Otra forma de hacerlas:

Ingredientes:
-240 gr. harina con levadura incoporada
-30 gr. Azúcar
-60 gr. Mantequilla
-Agua

-Mermelada de frambuesa
-2 Huevos previamente batidos
-120 gr. Harina
-60 gr. Azúcar
-60 gr. Mantequilla
-2 Cucharadas de Leche
-Azúcar Glass


Elaboración:

Para la masa mezclamos la harina con una pizca de sal.
Añadimos la mantequilla y el azúcar a la masa y después poco a poco el agua hasta que no se nos pegue.
Amasamos la masa y extendemos.
Recortamos círculos y ponemos cada uno en un molde para tartaletas.
Ahora cubrimos cada uno con una cucharada de mermelada.
Para la cobertura hay que mezclar el azúcar con la mantequilla derretida.
Añadir a esa mezcla la harina, los huevos batidos y la leche. Mezclar bien.
Cubrimos cada tartaleta con una cucharada de la mezcla. 
Las ponemos en el horno hasta que estén hechas.
Después las sacamos y cubrimos con un poco de azúcar glass.

* También las podemos rellenar con una mezcla de crema y coco. Según el gusto de cada uno. También podemos hacer la base de la tartaleta como en la segunda receta o comprar el hojaldre ya hecho como en la primera. Estos pasteles fueron descubiertos por Enrique VIII, que vio como los comían las damas de honor de su mujer Catalina. Al preguntar a una de ellas que qué eran esos pasteles, la dama de honor se encogió de hombros. Al rey le gustó tanto que lo nombró Tartaletas de las Damas de Honor. Se dice que la dama a la que preguntó, era Ana Bolena.


Salsa Camelina

Ingredientes:
-Pan
-3/4 de una taza de vino tinto
-1/4 de una taza de vinagre
-Canela-Jenjibre
-Clavos de olor
-1 cucharada de azúcar
-Una pizca de azafrán
- ¼ de cuchara de sal

Elaboración:
Cortamos el pan en pedacitos y lo ponermos en un bol con el vinagre y el vino.
Lo vamos presionando hasta que se haga una pasta.
Agregamos las especias, el líquido y ponemos a hervir hasta que se espese.
Servir caliente.

* Esta salsa sirve para acompañar tanto carne como pescado.


Pudin de rosas

Ingredientes:
-Pétalos de una rosa blanca completamente abierta pero aún fresca.
-4 cucharaditas de harina de arroz o de maíz
-275 ml. de leche
-50 g de azúcar
-¾ de cucharadita de canela molida
-¾ de cucharadita de jengibre molido
-575 ml. de crema
-un pellizco de sal
-10 dátiles finamente picados
-1 cucharadita de piñones picados

Elaboración:
Cogemos los pétalos de la rosa uno por uno y se les corta el extremo del que estaban adheridos a la flor.
Posteriormente los escaldamos en agua hirviendo durante 2 minutos.
Al sacarlos se deben prensar entre varias servilletas de cocina poniéndoles algo pesado encima para que se sequen. (Es posible que se pongan grisáceos pero al mezclarlos mejorará la apariencia).
Ponemos la harina de arroz o de maíz en una cacerola y se mezcla poco a poco con la leche hasta lograr una crema suave. La mezcla debe ponerse a fuego bajo y revolverse hasta que comience a espesar.
Trituramos la mezcla y se le incorpora el azúcar, las especias y los pétalos de rosa.
Cuando la mezcla sea homogénea se añade la crema y la sal.
Colocando lo anterior en una cacerola se calienta con un fuego muy bajo y se revuelve hasta que adquiera una consistencia cremosa.
Añadimos los dátiles y los piñones y mezclamos por otros 2 minutos.
Debe verterse en un recipiente decorativo de vidrio y dejar enfríar.
Para evitar que se forme nata es aconsejable revolver ocasionalmente mientras la mezcla se enfría.