viernes, 15 de febrero de 2013

Catalina Howard (5ª esposa)

Catalina Howard nació entre 1520 y 1525, más probablemente entre 1521 y 1522. Fue la segunda de las cinco hijas de lord Edmund Howard y de Joyce Cultpepper y, además, era prima por el lado paterno de Ana Bolena -la madre de Ana y el padre de Catalina eran hermanos-, por lo tanto también era sobrina del duque de Norfolk.
El padre de Catalina estaba constantemente endeudado y tenía problemas económicos. Su sobrina Ana le consiguió un empleo en el gobierno, trabajando para el rey en Calais. En ese momento, la joven Catalina fue enviada a vivir con la esposa de su abuelo, en Chesworth, cerca de Horsham y Lamberth. La madre de Catalina ya había muerto (la niña tenía unos 9 años cuando se quedo huérfana de madre). Era costumbre en la época que los hijos de la nobleza recibieran educación fuera del hogar familiar. Normalmente los mandaban a casas de nobles de rango superior. 
El inconveniente de Catalina era que la casa de su abuela política carecía de la sofisticación necesaria. Compartían dormitorio con otras chicas a estilo de lo que hoy es un internado de clase alta. No era un mal entorno, solo algo permisivo. Las niñas hacían lo que todas las chicas habitualmente hacen en un dormitorio: hablar de chicos: flirteos, el cortejo al que eran sometidas, sus galanteos y de los encuentros amorosos. Además, clandestinamente por la  noche una serie de caballeros se infiltraba en el dormitorio de las chicas. Acostumbraban llevar fresas y vino para deleite de sus compañeras. Estas tenían sumo cuidado en no dejar la puerta cerrada con llave. La duquesa aparentemente le daba igual las actividades “extraescolares” de sus pupilas, mientras no fueran pilladas con las manos en la masa. 
La duquesa Agnes (segunda esposa de Thomas Howard, el segundo duque de Norfolk), una matriarca de más de 60 años, estuvo presente en todos los acontecimientos importantes de la corte de los últimos 40 años. Su casa daba cabida a más de 100 personas y se asemeja a lo que hoy en día sería un internado de clase alta.

A los 13 años más o menos, inicio un romance con su profesor de música, Henry Mannox. El joven intentó encandilar a la muchacha entre las lecciones de clavicordio y laúd para lograr su propósito que era llevarla al lecho. No logró tener sexo completo con ella, pero disfrutaron de apasionados momentos íntimos, aunque sin coito. El romance terminó cuando Catalina se enamoró de un joven secretario, Francis Dereham. Hay motivos sobrados para suponer que, a diferencia de su relación con Mannox, ésta se consumó plenamente. Como tenían la costumbre de llamarse esposa y marido, cabe sugerir que Catalina y Francis tenían en realidad un precontrato mutuo que se había reforzado por la plena unión sexual. Este asunto pasó a ser del conocimiento de los huéspedes de la mansión debido a Mannox, pues éste estaba muy celoso de que Catalina hubiera volcado sus atenciones a otro caballero, y para vengarse, envió una carta anónima a la duquesa advirtiéndole de los que sucedía. Se la dejó en el banco de la capilla. Agnes descubrió a Catalina abrazando a Dereham y se sintió muy ofendida. Golpeó literalmente a todos los que estaban a la vista, incluida Joan Bulmer.
Aunque por supuesto Dereham era mejor partido que Mannox, distaba mucho de la noble cuna de los Howard. Catalina al estar alejada de Francis comenzó a perder el interés por él, en especial cuando ella se trasladó más cerca de la corte, a casa de su tío en Norfolk.

A finales de 1539, varias damas eran requeridas para servir a la nueva soberana en la corte Ana de Cleves. Había una feroz competición por ser una de las afortunadas, pero gracias a la influencia de su tío, el duque de Norfolk, Catalina, juntos con dos de sus primas, fueron elegidas para ocupar los anhelados puestos de damas de compañía. Así que en diciembre de aquel mismo año, la joven ya se encontraba en la corte.
Según su abuela política el rey se fijó en ella antes de que llegara a Inglaterra Ana de Cleves, ya que dijo que "El monarca se ha quedado prendado de ella desde el primer día que la vio". Lo que se sabe seguro es que en la primavera de 1540 el rey empezó a perseguir a Catalina Howard. Al llegar la pascua, su pasión por ella ya era notoria y el partido católico de la corte, encabezado por Norfolk y Gardiner, no dudaron en sacar ventaja de su buena suerte. El probable que Norfolk haya ordenado a su sobrina que estimulara el afecto del rey. Aunque ella correspondiera a sus avances, debía mantener "ciertas distancias",o sea, nunca permitir que el monarca "lograra el objetivo final".
Thomas Howard, daba la sensación que desconocía por completo  las vivencias de su joven sobrina, ya que alababa su "pureza y su honestidad", a la vez que Stephen Gardiner organizó con mucha frecuencia banquetes y diversiones para el rey y Catalina en el palacio de Winchester, en Southwark.Catalina era  diminuta (Como Catalina de Aragón), era una muchacha realmente bajita. El rey tenía unos treinta años más que ella y unos treinta centímetros más también. Antonia Fraser nos dice que el embajador francés calificaba la belleza de ella sólo como mediana (lo mismo dijo de Ana de Cleves), pero elogiaba su gracia y encontraba muy dulce su expresión.
A Catalina le gustaba los vestidos de escote bajo que a menudo exponían parte de sus senos y adoraba la moda francesa a igual que su prima Ana Bolena.



Catalina tenía unos veinte años menos que Ana Bolena, doce menos que Jane Seymour, seis menos que Ana de Cleves. Tenía cuatro o cinco años menos que que Ana y Jane cuando atrajeron al rey. 

En abril de 1540 Enrique ya tenía claro que deseaba a toda costa librarse de Ana de Cleves y declaraba ante Dios que pensaba que no era su esposa legítima. Informando de los deseos del rey, el parlamento le pidió que examinara las circunstancias de su matrimonio dado que el parlamento dudaba de su validez. Enrique anuló su matrimonio con Ana el 9 de julio de 1540 y se casó con Catalina el 28 de julio del mismo año en el palacio de Oatlands en Surrey, conviertiéndose en la quinta esposa de Enrique VIII, quien tenía casi 50 años mientras que Catalina estaba aún en la adolescencia. Se deduce que su matrimonio se produjo por estar presionada por una imposición familiar, especialmente de su tío Thomas Howard, ya que si no, no puede explicarse la unión con un rey que había decapitado a su prima.
Enrique, viejo y obeso, llenó a su joven esposa de joyas y otros regalos extremadamente caros, manifestaba estar enamoradísimo de la joven y bella pelirroja, a la que llamaba “su rosa sin espinas”. El rey desconocía el pasado de Catalina a la que consideraba una reina joven y virtuosa. A pesar de todas estas riquezas, Catalina encontró que su matrimonio no le satisfacía. Le desagradaba el cuerpo de su esposo y buscaba entretenimientos amorosos en cualquier parte.
Thomas Culpepper tenía por entonces unos treinta años; su encanto era una de sus mejores armas. Era la típica clase de hombre que acostumbraba tener éxito en la corte de los Tudor: ambicioso, capaz de usar despiadadamente su cautivador magnetismo para lograr sus propósitos. Estaba lejanamente emparentado con Catalina por su madre Joyce Culpepper (era primos sexto grado). Se había introducido en los palacios siendo paje y, en apenas dos años en los que se esforzó mucho, había  llegado a la envidiada posición en la cámara privada del rey. Culpepper había alcanzado el privilegio de compartir dormitorio con el rey y de cuidar de su pierna ulcerosa. En 1537 ya es notoria la influencia que Culpepper tenía sobre el monarca hasta tal punto para que lady Lisle le enviase un magnífico halcón a cambio de su patronazgo. 
Culpepper era el típico ''chico malo''.  Se sabe por una carta de un comerciante de Londres, dirigida a un amigo suyo que vivía en Alemania, que había violado bruscamente a la esposa de un guardabosques mientras tres o cuatro de sus asistentes más disolutos la sujetaban por orden suya . Además, cuando pasó por allí un desafortunado hombre que intentó defender a la pobre mujer, Culpepper no dudó en darle muerte. Esa sórdida historia terminaba con el perdón del rey a Culpepper, por lo que, desde el punto de vista del monarca, era un mero pecadillo sexual de un joven macho fogoso. Enrique VIII no quería verse privado de la compañía de ese joven "alocado". Culpepper también era sumamente ambicioso: él y su hermano, que también se llamaba Thomas y servía en la casa de Cromwell,  intentaban siempre satisfacer su sed de codicia: buscaban concesiones de tierras monásticas, cargos en la corte y pensiones.

Thomas y Catalina comenzaron un romance. Mientras su relación con Culpeper avanzaba, antiguos huéspedes de la casa de su abuela contactaron con Catalina. Para conseguir su silencio, contrató a algunos de ellos. Sus antiguos amantes Henry Mannox y Francis Dereham estaban entre ellos.
Sus relaciones con la primogénita de su nuevo esposo, no fueron buenas, hasta el punto de expresar que “Lady María no la trataba con la debida reverencia, pareciendo olvidar que ella era sólo una bastarda real”. La madrastra retribuyó la malquerencia, logrando que el rey hiciera despedir a tres de las damas de honor de la princesa María y le redujera el dinero que le era otorgado para sus gastos.
Todavía se cuestiona la injerencia de Catalina en la ejecución de la madrina de María en 1941, a la que ésta quería mucho, intima amiga de su madre (Catalina de Aragón), a favor de la cual María se humilló ante la nueva reina implorando por la vida de la anciana. Margarita Pole, que así se llamaba el aya, era mujer de más de setenta años y estaba prisionera en la torre de Londres “por desobedecer órdenes del rey”. Más allá de los intentos frustrados de María, la anciana fue atrozmente ejecutada, acrecentándose la fama de sanguinario de Enrique VIII, su propio padre. La princesa decidió entonces que le era más provechoso acordar con la nueva reina y, al hacerlo, le fueron devueltas sus damas de honor y su renta.
En ese año de 1941, aumentaron los rumores sobre la conducta de la reina. Uno de los antiguos compañeros de Catalina reveló la relación que la reina había mantenido con Francis Dereham. En un principio, el rey no quiso creerlo hasta que las evidencias fueron demasiado claras para negar el hecho.
Catalina fue puesta bajo vigilancia en sus aposentos de Hampton Court, acompañada tan sólo de una de sus damas de compañía, Jane Rochford (mujer del decapitado Jorge Bolena). Cranmer mandó quitar de la habitación, cualquier objeto que le sirviera a la reina para suicidarse. 
Fue interrogada por los consejeros del rey en numerosas ocasiones. Se habló de divorcio y de exiliar a Catalina, hasta que se descubrió una carta de amor que le había escrito a Culpeper. Por orden del rey, los soldados de su guardia acudieron a arrestarla. Se dice que intentó escapar disfrazada de mucama, pero su distinguida forma de caminar la denunció ante los soldados, que la persiguieron mientras ella llegaba a la puerta misma de la capilla del palacio, donde el rey estaba escuchando misa para pedirle clemencia, pero éste no se dio por enterado y allí mismo volvieron a capturarla y la retornaron a su encierro.
No le quedó más remedio, que admitir sus cargos ante las evidencias, pues afirmó: "Francis Dereham, mediante persuasión, me procuró para su propósito depravado y consiguió primero tenderse sobre mi cama con su jubón y sus calzas, y después dentro de la cama y finalmente se tendió conmigo desnudo y me usó de tal manera como el hombre hace con su esposa muchas veces, y nuestra empresa puso fin a casi un año antes de que Su Majestad el Rey se casó con mi señora Ana de Cleves ...pero con qué frecuencia, no lo sé".
Catalina fue despojada de su título como reina el 23 de noviembre. No hubo clemencia para ella y posteriormente la condujeron en un bote por el Támesis para trasladarla a la Torre de Londres.
Thomas Culpeper y Francis Dereham fueron ejecutados el 10 de diciembre de 1541. Culpeper corrió mejor suerte que Dereham y debido a su cercanía con el soberano murió por su gracia sólo decapitado, Dereham en cambio, fue destinado a ser colgado, emasculado, eviscerado, decapitado y cortado en pedazos. Ambas cabezas fueron expuestas en el puente de la Torre de Londres. Se dice que hicieron pasar a Catalina por allí aposta para que viera las cabezas expuestas de sus dos amantes.
La viuda de su primo, lady Jane Rochford (cuñada de la reina Ana Bolena) fue ejecutada por haber sido auspiciadora de las relaciones de Catalina Howard con Thomas Culpeper.
El caso de la reina llegó al parlamento en enero.
Fue llevada a la Torre de Londres el 10 de febrero de 1542.
La noche anterior a su ejecución, Catalina pasó horas practicando como colocar su cabeza sobre el cadalso, el cual  ella misma había solicitado para su ensayo.
Fue ejecutada a las siete de la mañana del 13 de febrero de 1542. Llegó al cadalso con dignidad, aunque se la veía pálida y aterrorizada. Antes de morir, pidió perdón a su familia y rezó por la salvación de su alma. Según el folklore popular, sus últimas palabras fueron: "Muero siendo Reina, pero preferiría haber muerto siendo la esposa de Culpeper".
Su muerte fue rápida, de un sólo golpe. Catalina fue enterrada en la capilla de San Pedro-ad-Vincula, junto a su prima Ana Bolena.
Al escuchar la noticia de la ejecución de Catalina, Francisco I de Francia, escribió una carta a Enrique, que lamenta el "lascivo y juguetón comportamiento de la Reina" y aconsejándole que "la ligereza de las mujeres no puede doblar el honor de los hombres".

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